5 de agosto de 2016
Compañer@s: Al escribir estas breves
líneas (desde ya se agradece su amplia divulgación) me siento,
infelizmente, como un astrónomo que, a la distancia e impotente, ve cómo
un gran asteroide va a chocar contra un planeta. Las escribo con la
intención de tratar de ayudar a buscar una alternativa para lograr lo
mejor para la gran mayoría del pueblo uruguayo antes de que se venga el
gran Golpe, y para tratar de estar con él en el momento histórico
posterior al mismo, con la intención de superarlo, entre todos, en la
construcción de un rumbo que apunte al socialismo ecomunitarista.
Lacalle ganará la próxima elección presidencial
La hipótesis osada y que manejamos aquí con bastante antecedencia, para
que se pueda ACTUAR CON TIEMPO, es que Lacalle ganará la elección
presidencial de 2019. Esa hipótesis se apoya en una flamante encuesta de
Factum que muestra la mayor caída en la votación histórica del FA, ya
que hoy “el Frente Amplio recogería un 30% de los votos, mientras que el
Partido Nacional tendría un 25%, el Partido Colorado 8%, el Partido
liderado por Edgardo Novick el 8%, el Partido Independiente 4%, Unidad
Popular el 2%, el Partido Ecologista 1% y voto en blanco, anulado o
ninguno más los indefinidos totalizarían el 22%”; así, de mantenerse,
con o sin un Partido propio de Novick, las dos vueltas electorales en
la elección presidencial (previstas por la actual Constitución, cuya
eventual reforma en ese punto parece poco probable, dada la correlación
de fuerzas imperante), la próxima elección será vencida por Lacallito,
pues ya que los indefinidos suelen repartirse en la proporción marcada
por los ya definidos, la suma de los votos del PN, PC, gran parte de los
seguidores del opositor Novick y gran parte de los votantes del PI
(opositor contumaz a los gobiernos del FA), será mayor que la votación
obtenida por el FA (aumentada por las minorías de los seguidores de
Novick y del PI, y por algunos votos provenientes de la UP y los
Ecologistas). Por el lado de las supuestas fuerzas electorales situadas a
la “izquierda” del FA, la UP lograría la “hazaña” de pasar de un
Diputado a: dos!!! (que nada podrán hacer contra el malón lacallista), y
los ecologistas, con mucha suerte, lograrían un Diputado (que será tan
impotente como los de la UP). ¿Por qué perderá el FA? Por la sencilla
razón de que a remolque de los límites capitalistas que caracterizan a
su política, seguirá aplicando recortes antipopulares (en salarios,
jubilaciones, educación, salud, vivienda...) y la mínima porción de
electores que en épocas de bonanza le dieron en la pasada elección una
apretada mayoría a Vázquez, esta vez embarcarán en los cantos de sirena
de Lacallito. Alguien podrá objetar que aún faltan tres años para la
elección, pero nada indica que en ese lapso los vientos de la economía
internacional volverán a soplar tan fuerte en favor de Uruguay como lo
hicieron en el primer gobierno de Vázquez y en el de Mujica, para
revertir los recortes gubernamentales, los números de la encuesta
citada y la tendencia del resultado electoral; al contrario, esos
recortes y sus consecuencias tenderán a agudizarse por la previsible
suba de los alicaídos precios del petróleo (materia prima estratégica
que Uruguay debe importar en su totalidad), que pesará en las cuentas de
un Gobierno limitado por anteojeras capitalistas que lo llevan a buscar
“equilibrios macroeconómicos” castigando a los de abajo.
Y después...
Luego vendrá lo ya visto en Argentina (donde Macri se cansó de decir
antes de ser electo que los argentinos no deberían temer perder nada,
pues él lo “mantendría todo, y lo haría más y mejor”); con Macri, en la
gran Buenos Aires la pobreza ha aumentado del 25 al 42 %, y los
tarifazos de agua/luz/gas alcanzaron los 400% (mientras se paga
religiosamente a los “fondos buitre”). Al mismo tiempo, en el orden
internacional (siguiendo a Macri), Uruguay será furgón de cola de los
EEUU, firmando cuántos TLC y Alianza del Pacífico haya o inventen (en el
marco de una economía depredatoria), y se distanciará de Cuba, Bolivia,
Ecuador (si aún gobiernan los correístas) y Venezuela (si entonces
sigue gobernando el chavismo), y de los mecanismos de integración
soberana de la Patria Grande (en especial del ALBA, y de aquellos en los
que es miembro pleno: UNASUR y CELAC). Y se acabará la búsqueda de
verdad y justicia para las víctimas de la dictadura.
La alternativa...
En esas circunstancias conviene resumir otra vez qué queremos, soñando
con un camino orientado hacia el socialismo ecomunitarista, pavimentado
por, entre otras, las siguientes medidas: 1) Reforma Agraria (sin
indemnizar a las multinacionales y latifundistas “nacionales”
expropiados en las extensiones que excedan las 2.500 hectáreas) para
asentar con todo el apoyo necesario a voluntarios en grandes empresas
estatales, o verdaderas cooperativas o empresas de índole familiar, para
producir alimentos sanos (no transgénicos y sin agrotóxicos) para
garantizar la soberanía alimentaria y la exportación-trueque de los
mismos, 2) estatización, con control popular directo, de la Banca, del
Comercio Exterior, y de los grandes medios de producción y distribución
(incluyendo los grandes supermercados), 3) implantación de una educación
ambiental ecomunitarista sistemática (que incluya la superación de todo
machismo, violencia de género y homofobia, promoviendo una erótica de
liberación), y con vinculación productiva, a todos los niveles de la
enseñanza y de la sociedad, 4) uso predominante de buenos transportes
públicos y de energías limpias y renovables (en especial eólica, solar,
geotérmica y de las mareas), 5) implementación de un verdadero Sistema
Único de Salud, gratuito y de calidad, para todos los uruguayos, 6)
Reforma Urbana (con expropiación de los inmbuebles vacíos) y
articulación de un ambicioso Plan Nacional de Viviendas que apunten en
un plazo de 10 años a darle una casa/apartamento para vivir a cada
familia uruguaya que no la/lo posea), 7) sustitución de las FFAA por
Milicias Populares (que en el pequeño Uruguay son las únicas capaces de
coordinar las guerrillas apropiadas para combatir una eventual invasión
que ocupe rápidamente el país, al tiempo en que en épocas de paz prestan
útiles servicios civiles), 8) verdad y justicia en relación a los
crímenes de la dictadura, 9) distribución en tres tercios de los medios
audiovisuales entre la red estatal, los medios comunitarios y los
privados, 10) gran impulso de la ganadería, agricultura, silvicultura y
turismo ecológicamente sotenibles, e implantación de una o dos nuevas
políticas de largo plazo que le permitan al país agregar otra(s)
fuente(s) significativas de divisas (como pueden serlo una posición de
punta en la industria médico-farmacéutica para la salud humana y animal,
y la producción de softwares), 11) creación de una democracia
participativa y protagónica (siempre que posible ejercida de forma
directa) desde lo local hasta lo nacional, 12) decidida contribución a
la edificación de una Patria Grande soberana y fraterna (siguiendo los
deseos de Artigas y Bolívar), y, 13) promoción de una vida feliz en el
contexto de una frugalidad ecológica concientemente asumida.
Ahora bien, toda la experiencia histórica (no sólo uruguaya, sino
mundial) muestra que no es un simple Programa (por más justo que pueda
ser), ni tampoco la rutina electoral burguesa, ni las indispensables e
infaltables luchas cotidianas dispersas (por mejor salario, contra
despidos, contra la extranjerización de la tierra y la producción
devastadora-contaminante, etc.) los que logran crear las fuerzas
sociopolíticas capaces de hacer realidad esa plataforma programática.
Hace falta romper la rutina de la democracia representativa que acepta
los límites del capitalismo. Al final de los años 50 e inicio de los 60
Raúl Sendic Antonaccio lo comprendió perfecta/genialmente y quebró esa
rutina mediante las luchas de UTAA y el MLN-T. (Sigo defendiendo la
tesis de que la victoria presidencial de Mujica hubiera sido imposible
sin su pasaje por la organización creada por Sendic, y la aureola que le
trajo la prisión ulterior, en consecuencia de ese pasaje; después todos
saben que Mujica aceptó los mismos límites capitalistas a los que se
amoldó el FA, pero nunca Sendic).
Es por ello que me parece
indispensable que, sin avanzar ni descartar nada en materia de
organización y formas de lucha (a no ser el terrorismo, que siempre
condenamos), las personas y organizaciones que comparten el Programa
anteriormente expuesto, tengamos/tengan la misma osadía de Sendic,
INVENTANDO COLECTIVAMENTE una alternativa que no nos condene a sufrir
por largo tiempo el Golpe de Lacalle o la eventual vuelta al Gobierno
del mismo FA prisionero del capitalismo (aunque es posible que la misma
se haga difícil por una muy probable división formal del FA, tras la
derrota, al tiempo que no es imposible que algunos de los sectores del
actual FA se plieguen activa y/o pasivamente al gobierno
neoliberal/pro-yanqui blanquicolorado de Lacalle). En esa búsqueda, y
siguiendo la conducta de Sendic en relación a otras fuerzas del campo
popular, creo que no hay que entrar en una guerra de palabras con el FA,
en la medida en que, como dicen los jóvenes “su hora ya fue”; basta
explicar machaconamente los límites capitalistas que ha aceptado y
advertir al pueblo en general (incluyendo el frenteamplista) que se
avecina el Golpe lacallista, convocándolo desde ya para la lucha (que
tendrá las formas que se INVENTE) por el Programa
socialista/ecomunitarista y contra el malón neoliberal que se vendrá
tras la próxima elección presidencial. Aguardaré vuestras
ideas-acciones, poniéndome a disposición (a pesar de la distancia, que
por suerte no es mucha) del esfuerzo colectivo.
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