sábado, 3 de mayo de 2014

La política que no atosiga y no libera

editorial de Punto a Punto del 3 de mayo


En nuestra editorial del sábado pasado hemos abordado el tema “La insensibilidad, pan nuestro de cada día”, insensibilidad como facultad desentir, de compadecerse del otro, es decir de compartir su situación humana… Y son muchas las situaciones que nos rodean y que como sociedad no siempre sabemos compadecernos de la desgracia ajena, que tiene su rostro: en el niño abandonado; en el que recorre el tacho de basura en búsqueda de alimento; del anciano abandonado en una casa de salud; en el joven sin posibilidades de futuro; en el de las familias enteras viviendo en cantegriles y otras ocupando tierras para poder sobrevivir; en la de jubilados con retribuciones míseras; en la de los obreros con sueldos de hambre, entre otras tantas cosas…

Y si buceamos un poco, nos encontramos que son muchos los responsables que han contribuido a aletargar, adormecer conciencias: la dictadura, los medios de comunicación que soslayan los problemas y sólo les interesa la crónica roja, el PIT-CNT maniatado al gobierno actual, traicionando a sus compañeros de la clase obrera, a los 800 mil, llamados diez mil pesistas y queriendo justificarse deja libre a sus directivos a frecuentar el almuerzo en el quincho de Varela, con gobierno y patrones; pero no duda en aceptar la invitación del Presidente a visitar el imperio.

¿Y qué decir de esta política que nos toca vivir, que subrepticiamente predica el “sálvese quien pueda”, favoreciendo la extranjerización de nuestras mejores tierras y la entrega a los capitales imperiales, discriminando a los pequeños productores de nuestro país y a los pescadores artesanales, a lo largo y ancho del país.

Es por ello que hoy quiero compartir con la audiencia “LA POLÍTICA QUE ATOSIGA” Y NO LIBERA.

No sé si sabemos qué es el tósigo. Simplemente es ponzoña, veneno. Sabemos que la democracia griega dio origen a un nuevo concepto de política, donde la doctrina política la entiende, como la directa intervención del pueblo en el gobierno.
Ahora bien, la idea como práctica de la democracia ha sufrido importantes transformaciones a lo largo de los siglos, a tal punto que ya ha pasado a ser cultura que culmina sólo en el voto y no para bien del pueblo, sino en beneficio de la élite política.
Pero veamos como la historia de la democracia política ha ido evolucionando y contaminando a la población y la soberanía popular ya no existe, como lo fue en sus inicios en Grecia.

Hoy priman la demagogia, la tiranía y la oligarquía, defectos que entremezclan simuladas con la democracia actual. Así los filósofos griegos y romanos, como Platón Aristóteles, Cicerón, San Agustín, entre otros, abogaban por un sistema mixto, en el cual sería la virtud (hoy diríamos la ética) y las leyes de parte de los gobernantes las que aseguraría su actuación en beneficio de la comunidad. Sin embargo hoy la economía, prima sobre la política y ésta desestima a la ética y al bien común, es decir que los intereses partidarios, priman sobre los intereses de la comunidad.

La idea de no apartarse de la virtud y de las leyes fue recogida en el renacimiento por los pensadores Maquiavelo, Montesquieu. Desde el siglo XVIII la democracia se ha ido convirtiendo en el paradigma político llegándose sólo al derecho al voto. Ahora bien, se estará preguntando usted ¿quién debe ejercer el poder?

Cuestión ésta muy debatida y no fácil de esclarecer por toda una cultura política impuesta por los propios políticos, que se adueñaron del poder. A quienes piensan que el pueblo puede autogobernarse, responden los escépticos y los propios políticos, que la masa es demasiado inculta o estúpida para conducirse a sí misma, por lo tanto se requiere una élite política; pero no se habla de la necesidad de una educación cívica, que los propios políticos se encargaron de eliminarla para poder someter a la ciudadanía. No se trata de autogobernarse sino de saber y respetar “mi autoridad emana de vosotros”.

Esto nos obliga a definir: interés partidario o voluntad ciudadana

Este es otro de los aspectos claves a discutir. ¿La mera consecución de una mayoría en una elección tiene que necesariamente reflejar la voluntad de todos los ciudadanos, o simplemente debe reflejar la agrupación de intereses particulares y partidarios?

Con un voto cada cinco años, en nuestro caso, no se puede implicar la decisión de todos los ciudadanos. El voto de un indeciso como el que anula su voto vale tanto como el de los otros. Y esto no se tiene en cuenta en el acto de gobernar.
La racionalidad de los actos de elección no ha sido aún resuelto ni por las ciencias de la sociología, ni de la economía y menos aún por la teoría política en la aplicación práctica.

El problema no son los “desencantados” de un partido, se llame como se llame, sino quienes no quieren saber nada de esta política generada por estos nuestros políticos.
El objetivo de todo gobierno democrático es será la consecución de la igualdad y de la justicia social. Se trata, si quiere, de una opción más radical, porque va a las propias raíces de la democracia original, que se desvirtuó con el correr de los tiempos, que hoy se menosprecia y sólo se piensa en defender los capitales imperiales, siendo mandaderos de las inversiones “a nacionales”, a través de contratos nefastos contra el propio país, que el común de la gente los desconoce.




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